lunes, 11 de agosto de 2014

Supersuckers - "Must've Been Live"


 Por común que pueda parecernos la jugada,en éstos tiempos de americana boyante en los que los flirteos con Nashville son sinónimo de militancia cool, el que una banda de rock and roll, en los primeros compases del milenio, le guiñara el ojo al country con todos los avíos (acústicas por doquier, pedal steel envolvente, sinuosas armónicas) resultaba un movimiento no exento de cierto riesgo, máxime si se trataba de un combo de las hechuras del que nos ocupa.

 Los Supersuckers venían, hay que recordarlo, de editar un pedazo de dinamita sónica del calibre de "The Evil Powers Of Rock and Roll", en el que mixturaban sin complejos su bagaje punk con el legado del hard rock vía Thin Lizzy y el gancho melódico de unos Cheap Trick, resultando la que quizás sea su obra maestra y uno de los redondos de rock más compactos del comienzo del milenio. El movimiento, no obstante, mosqueó a parte del sector más punk de su público, colectivo que supongo deflagró cuándo en menos de un año de destapaban con el directo country qué nos ocupa.

 Hay que matizar, sin embargo, que éste no era su primer flirteo con sonoridades vaqueras: En fecha tan temprana como el '96, cuándo aún eran ese grupo de cavernícolas detrás de obras como "La Mano Cornuda" o "The Sacrilicous Sounds..." aparecieron en el Tonight Show de Jay Leno cubriéndole las espaldas a todo un Willie Nelson; un año después firmaban "Must've Been High", largo consagrado íntegramente a sonoridades country. ¿Los mismos que se habían curtido girando con White Zombie y Ramones? ¿Los mismos que se codeaban con la nómina de Sub Pop? ¿Los qué se autoproclamaban "the greatest rock and roll band in the world"? Sí. Los mismos.

 Así las cosas, ¿Por qué hablar de éste vástago en lugar de aquel seminal largo editado un lustro antes? Sencillo. Porqué éste disco transpira. Rezuma vida y consigue transportar al oyente a la viciada atmósfera que se respiró en Dallas, Austin y San Diego (sí, como otros tantos directos insignes, éste no se libra de estar grabado en distintas ubicaciones) ante la descarga jaranera que se traían entre manos los de Tucson: Así, los gritos del público, las -interminables- parrafadas de Eddie Spaghetti y las peticiones de cerveza fría por parte de los miembros de la banda ayudan a construir una atmósfera, un aura en torno a las canciones que interpretan que termina por redondear el conjunto.

 Y qué canciones. Desisto de realizar un comentario prolijo acerca de todos y cada uno de los temas que dan forma al album (18, nada más y nada menos), pero, puestos a destacar, ahí tenemos piezas de exquisita factura propia como "Dead In The Water", "Roadworn and Weary" o "Barricade" qué mostraban cuán interiorizada tenían los 'Suckers la lección, haciendo canciones que trascendían el mero pastiche cowboy y mostraban una identidad muy personal, ora melancólica, como en "Don't Go Blue","One Cigarette Away" o "Hungover Together", ora gamberra y vacilona, caso de "Non-Addictive Marijuana". Menudean asimismo homenajes a sus héroes vaqueros, en forma de sendas relecturas de Jerry Irbi -"Drivin' Nails In My Coffin"-, Stan Jones -"Cowpoke"-, Buck Owens -Una "Alabama, Louisiana or Maybe Tennessee" plena de sentimiento cowpunk que pasa por ser de lo mejor del redondo-, Wayne Kemp -"The Image Of Me", con la aparición del entonces Black Crowes Audley Freed- o una sentida revisión del standard "Peace In The Valley" que encadenan sin solución de continuidad con un disparo propio del calibre de "Blow You Away" con la que echan el cierre al disco.

 En definitiva, una -otra- prueba más de la audacia que fue durante años la bandera del grupo afincado en Seattle, ¿Con qué otro término podría describirse, si no, la producción de unos tipos que empezaron trabajando el punk lo-fi, flirtearon con el country, firmaron obras de poderoso rock and roll, rotundos pelotazos de hard rock y singles de pop perfecto y que han versionado a Flamin' Groovies o los OutKast sin despeinarse? Pues eso.